Tarde pero acá van: Mis 20 series favoritas del 2020

Contando de afán, vi más de 60 series en 2020 y elegir 20 para esta lista no fue fácil. Primero, porque cuando estaba repasando todo lo que vi, muchas veces pensé: “¿qué? ¿eso fue en 2020?”. Segundo, porque año hubo muy buena televisión y la lista me estaba quedando como de 35 títulos. Y, tercero, porque decidí hacer trampa e incluir dos series que vi a principios de 2021 pero que fueron hechas en 2020. Pero al final lo logré y dejé 20 series que me encantaron, que me acompañaron en meses muy raros, series que me dejaron con la boca abierta y que grabaron en mi mente escenas que no puedo olvidar (y que seguro repetiré en algún momento).

Antes de empezar con la lista, quiero hacer una mención especial a dos series que no son de 2020 pero que vi durante la pandemia. Por un lado, la primera temporada de Babylon Berlin, una serie noir alemana (en Europa está en Netflix pero en Latinoamérica no está en ningún lado, entonces me tocó piratear) que ocurre durante la República de Weimar, esa época particular justo antes del ascenso del nazismo. Pensé que alcanzaría a ver las otras dos temporadas (vi que la 3 estuvo en muchas listas de lo mejor del año), pero no pude, entonces las tengo de tarea para el 2021. Y por otro lado, The Americans, una serie que se acabó en 2018 y a la que le tenía muchas ganas desde hace rato. En 2020 vi las primeras tres temporadas y quedé flechada. Es sobre una pareja de espías rusos que viven infiltrados en Estados Unidos haciéndose pasar por matrimonio feliz con hijos. Recomendadísima. Está en Amazon Prime Video.

También me parece importante hablar de tres cosas que vi que no puedo meter en la lista de 20 porque no fueron temporadas completas, sino episodios que me dejaron con la boca abierta. Primero, el final de The Good Place (NBC, está en Netflix). La temporada 4 empezó en 2019, pero los últimos cinco episodios los dieron en enero de 2020 y de esos el más importante es el final. Sigo pensando en ese final. Sigo llorando cada vez que pienso en Chidi diciendo lo de la ola y el océano. Un final perfecto para una temporada que empezó lento y para una serie que amaré por siempre. Segundo, el episodio especial de Euphoria: Trouble Don’t Last Always (HBO), un bottle episode que me cogió de los hombros, me atravesó el corazón con una estaca y después me dejó llorando mientras me abrazaba. Así no hayan visto la serie (que fue una de mis favoritas de 2019), pueden ver esta maravilla de episodio, 45 minutos de dos personas hablando en un restaurante sobre adicción, culpa, perdón, espiritualidad, depresión y recuperación. Lloré desde el principio hasta el final. Véanlo. Y, tercero, el episodio de cuarentena de Mythic Quest (AppleTV+). Esta serie se estrenó en febrero y es una temporada sólida y chistosa sobre un grupo de personas que trabajan desarrollando un videojuego (el episodio 5 es especialmente bueno), pero la serie pasó de buena a genial con el episodio llamado “Quarantine”, que se estrenó en mayo, más de 3 meses después que el resto de la temporada. Después de ver tantas videollamadas y videos de videollamadas, tengo que confesar que no pensé que este episodio me pudiera impactar… pero lo hizo. Lloré, me reí y celebré. Es una de las miradas más honestas a lo difícil, solitario y aterrador que fue para muchas personas el momento en el que empezó la pandemia. Ese episodio final me emocionó mucho más para lo que sea que venga en la segunda temporada.

Y antes de ir a lo que vinimos, sí, otro párrafo más de espera. Acá quiero mencionar las demás series que vi en 2020. No voy a decir algo de cada una porque eso ya lo hice en este hilo de Twitter que estuve alimentando mes a mes; también pueden ver esas opiniones en un círculo destacado que se llama SERIES 2020 en mi Instagram. Algunas, por razones distintas, no las terminé de ver (Avenue 5, Down to Earth with Zac Efron, Foodie Love, La Jauría, Long Way Up, My Brilliant Friend T2, Self Made: Inspired by the Life of Madam C.J. Walker). Otras me decepcionaron (Hunters, Killing Eve T3, Ratched, The Undoing, Westworld T3). Otras tuvieron algunas cosas que me gustaron pero también tuvieron cosas que no me convencieron del todo (Afterlife T2, Little Fires Everywhere, Run, The Mandalorian T2). Muchas otras, aunque no las amé, sí me gustaron o me entretuvieron (Atlanta’s Missing and Murdered, Connected, Dark T3, Dear…, Defending Jacob, El robo del siglo, Grace and Frankie T6, Home, I Am Not Okay With This, I Know This Much Is True, Indian Matchmaker, Little America, Next in Fashion, Patriot Act with Hasan Minhaj, Queer Eye T5, Skin Decision, Street Food Latin America, The Boys T2, The Outsider, Tiger King). Y, finalmente, algunas me encantaron y estuvieron muy muy muy cerca de clasificar a la lista final pero no pudieron competir con las 20 elegidas (Brooklyn 99 T7, Dash and Lily, High Fidelity, Normal People, Perry Mason, Saved by the Bell, Sex Education T2, Unorthodox, Visible: Out on Television).

Ahora sí, estas son mis 20 series favoritas de 2020. Las 20 que más me impactaron, que me hicieron llorar, que me hicieron reír, que me subieron el ánimo, que me dejaron pensando mientras miraba atónita a un punto perdido en el horizonte, las que más quiero repetir. Están organizadas alfabéticamente porque si elegirlas fue difícil, no me quiero imaginar cómo habría sido rankearlas. Ojalá las disfruten:

BETTER CALL SAUL – TEMPORADA 5
AMC, en Latinoamérica está en Netflix
Creada por: Vince Gilligan y Peter Gould

Cuando Vince Gilligan dijo hace más de 8 años que estaba pensando en la posibilidad de hacer una serie spin off de Breaking Bad protagonizada por Saul Goodman, dije: “Nooooooo, ¿por quééééé?”. Me parecía una pésima idea. ¿Para qué meterse con algo que ya era perfecto? ¿Por qué no dejarlo quieto? Pero estaba equivocada (así como estuve equivocada al creer inicialmente que series como Hannibal o Fargo eran malas ideas). Durante cinco temporadas, Better Call Saul ha callado mis temores, ha creado una identidad distinta a la de la serie original y ha probado una y otra vez que el drama mejor escrito de este momento.

Yo sé que Better Call Saul no es para todo el mundo (la principal queja que he oído es que es aburrida y le falta bala), pero para mí sí es. Es una serie que requiere paciencia, pero que recompensa a quienes aprecian la atención meticulosa a los detalles que tiene el guion. Viéndola, recuerdo siempre una de las máximas del screenwriting: “Show, don’t tell” (“muestra, no digas”). En una serie menos buena y más mediocre, los personajes nos dirían lo que están pensando o explicarían puntos de la trama en voz alta para que la televidente no se los pierda. Pero Better Call Saul confía en quien la ve y tiene la suficiente confianza y destreza para contarnos cosas sin decirlas, para contárnoslas con una toma bien encuadrada o con una reacción sutil en la cara de alguno de los personajes. Se toma su tiempo para ir tejiendo cada trama y cada desarrollo de un personaje con paciencia y precisión, para al final dejarnos con la boca abierta a quienes la amamos, no con explosiones y bala, sino con momentos pequeños que rompen el corazón o sacan el aire.  

En la quinta temporada, la penúltima, todos siguen haciendo tremendos papeles. Nacho (Michael Mando), que se quiere salir del mundo del crimen, pero cada vez que lo intenta termina metido en un hueco más grande. Gus (Giancarlo Esposito), que quiere ser el dueño de este mundo con un tono de voz calmado y una actitud implacable. Mike (Jonathan Banks), como siempre, estoico y haciendo lo que tiene que hacer. Lalo (Tony Dalton), me encanta como villano porque es carismático y terrorífico. Todos, excelentes como siempre. Y, obviamente, Bob Odenkirk, la cabeza de la serie, quien nos ha dado la transformación de Jimmy McGill a Saul Goodman con una actuación que balancea tragedia y comedia. TQM, Bobby.

Pero, para mí, lo mejor de la serie es Rhea Seehorn. Si este fuera un mundo más justo, ella tendría un montón de Emmys y Golden Globes y SAGs y hasta Indias Catalinas en los estantes de su casa. Pero no vivimos en un mundo justo, entonces a Rhea la han ninguneado muchas veces por el papel que es el corazón de esta serie: Kim Wexler. En esta temporada, Kim (¡ahora mujer casada!) se acercó cada vez más al lado oscuro y lo que más me gusta es que fue por decisión propia. Jimmy no la manipuló, nadie la obligó, no es que las circunstancias la forzaron a hacer nada. Ella es una mujer que toma sus propias decisiones, así esas decisiones la pongan en un camino que probablemente terminará mal.

Todo quedó listo para la temporada final y cada vez parece más seguro que la gran tragedia de esta serie no será la historia de Jimmy McGill sino la de Kim Wexler. Y aunque sé que se me romperá el corazón, estoy lista.  

BETTY
HBO
Creada por: Crystal Moselle

Los seis episodios de Betty me hicieron extrañar más la calle que cualquier otra cosa que vi en 2020. Ver a estas chicas moviéndose por Nueva York, en pleno verano, acompañadas de amigas, fue una experiencia nostálgica, pero también liberadora. Yo, que seguro si me monto en una patineta me caigo y termino con morados y raspaduras, sentí como si estuviera ahí con ellas, en la calle, sudando, parchando y viviendo dramas que no son el fin del mundo pero que a veces se sienten como si lo fuera.

La directora Crystal Moselle basó esta serie en Skate Kitchen, su película de 2018, protagonizada por este grupo real de skateboarders en Nueva York. Que las chicas no sean actrices profesionales y que sean skaters y amigas de verdad le da a Betty una autenticidad que dudo mucho que se habría podido conseguir de otra forma. Moselle hace una cosa maravillosa: nos mete en una subcultura, nos la muestra tal y como es, y al mismo tiempo, en menos de tres horas, nos cuenta tan bien las historias de estas chicas que es imposible terminarla sin sentir que las conocemos y somos amigas.

Todas tienen una personalidad única. Janay (Dede Lovelace) es una chica segura de sí misma pero a quien después de que a su mejor amigo lo acusan de una agresión sexual, se le desbaratan sus creencias. Honeybear (Moonbear) es una artista que nunca suelta su cámara y aunque en su casa tiene que comportarse como una niña recatada, en la calle anda con la camisa abierta y ropa de colores y empieza un romance con otra skater. Indigo (Ajani Russell) es una vendedora de hierba slash modelo slash skater principiante slash niña con plata que se avergüenza de serlo. Camille (Rachelle Vinberg), que tiene un pelo espectacular y que es la última en unirse al grupo, es una dura patinando y anda siempre con manes, pero se va dando cuenta poco a poco de la importancia de rodearse de otras mujeres. Y, finalmente, está Kirt (Nina Moran), mi favorita, una lesbiana a la que le gusta mucho fumar marihuana y que dice lo que piensa de una forma tan chistosa que me hizo reír en voz alta varias veces.

Ellas, “las Bettys”, como les dicen los skaters machitos para burlarse de ellas, son una chimba y me encantó andar con ellas mientras exploraban sus identidades, mientras resolvían sus conflictos y mientras transitaban espacios que tradicionalmente han sido dominados por hombres. ¿La mejor noticia? La renovaron para una segunda temporada, vamos a ver si de aquí a allá me compro una tabla.

BOJACK HORSEMAN – TEMPORADA 6
Netflix
Creada por: Raphael Bob-Waksberg

Me quedé mirando al infinito con ojos aguados apenas se acabó el episodio final de BoJack Horseman, una tragicomedia animada que durante seis temporadas me rompió el corazón varias veces. La razón por la que me quedé así, quieta y sin saber qué hacer, no fue porque terminara de una forma trágica, sino porque acababa de presenciar uno de esos finales sutiles y agridulces que me vuelven nada. La serie puso a su protagonista a enfrentarse a algo que puede dar más miedo que la muerte: seguir viviendo, reconociendo sus errores y tratando de ser una mejor persona cada día.

Cuando Netflix estrenó esta serie en el 2014, yo no quería verla. ¿Otra serie sobre un misántropo adicto que trata mal a todo el mundo pero que hace reír con su sarcasmo y su mal humor entonces todo el mundo le aguanta las cagadas que hace? Ya había visto suficientes series como esa. Pero estaba equivocada. BoJack fue eso y mucho más. Fue una serie sobre la culpa, el trauma, la adicción, la salud mental y, en especial, sobre cómo a pesar de nuestros traumas y culpas y adicciones y enfermedades, tenemos que hacernos responsables de nuestros actos. Y así se convirtió no solo en una de las mejores series animadas de la historia, sino en una de las series más emocionalmente honestas y devastadoras que he visto en mi vida.

En la temporada final, el pasado de BoJack, todas esas cagadas y daños que hizo durante años, por fin lo alcanzaron y le tocaron a la puerta para decir: “hey, acá estamos, hiciste estas cosas y hay consecuencias”. Entonces el progreso que el caballo alcohólico había hecho en la primera mitad de la última temporada (rehabilitación, conexiones emocionales más honestas, dejar de pintarse las canas), todo se fue a la mierda y BoJack volvió a lo de siempre. La culminación de esa espiral fue el penúltimo episodio, “The View From Halfway Down”, en el que se enfrentó a todas las personas (y animales) a los que perdió a lo largo de los años. Este episodio, que es visual y emocionalmente impresionante, hizo una vez más las preguntas que BoJack, como tantas personas adictas o deprimidas, se había hecho muchas veces en su vida: “¿Para qué seguir? ¿Cuál es el punto de todo esto?”.

Sin respuestas fáciles y directas, la serie cerró con un episodio mucho más calmado, pero no por eso menos importante. En el final, BoJack se reúne con sus amigas y amigos, personas (y animales) a las que quiso mucho pero a quienes también les hizo daño, personas (y animales) que quizás no volverá a ver. La escena final no podía ser con nadie más sino con Diane Nguyen, mi personaje favorito, y no podía ser en otro lugar sino en el techo, mirando al cielo. “Life’s a bitch and then you die”, le dice él. Sí, pero “sometimes life’s a bitch and you keep on living”, le responde ella. Y así, con la certeza de que quizás esa amistad ya no va para ningún lado pero también con la esperanza de que a pesar de los daños y el dolor BoJack seguirá viviendo, nos dejó la mejor serie que ha hecho Netflix.

FEEL GOOD
Netflix
Creada por: Mae Martin y Joe Hampson

No conocía a Mae Martin y después de ver Feel Good, soy fan. Que una comediante haga una serie semi-autobiográfica es algo que siempre me va a llamar la atención, y si esa serie es una comedia romántica, mucho más. Esta es la historia de Mae, una comediante canadiense y adicta en recuperación que se enamora y empieza una nueva relación con George (Charlotte Ritchie), una chica que jamás había tenido una relación con otra mujer.

Los paralelos que hace Martin entre la adicción a las sustancias psicoactivas y la adicción a esa felicidad que se siente en los primeros momentos de una traga son muy interesantes – la adrenalina de los mejores momentos, la toma de decisiones precipitadas y no muy bien pensadas, el pánico de cuando la realidad va mostrando las cosas como son. La sensación de que algún día se acabará esa mezcla de emoción, nervios, arrechera, sorpresa, vergüenza y felicidad absoluta de la primera etapa de una relación, es algo que la serie logra transmitir con mucha vulnerabilidad pero también con mucho humor. “Ella es como una Mary Poppins peligrosa”, dice Mae en plena traga, “y yo soy Bart Simpson”. ¿Cómo no amarla?

Que en solo seis episodios de menos de media hora, Mae Martin logre contar esta historia de amor y nos permita entender las cabezas de los personajes con precisión, es algo que nunca me dejará de parecer tremendo logro. Después de ver Feel Good muy rápido en un día de un fin de semana en el que no me estaba sintiendo bien mientras sonreía y lloraba y lloraba mientras sonreía, como dice su título, me sentí mejor.

P.D. El papel de Lisa Kudrow como la mamá de Mae es espectacular.

HOW TO WITH JOHN WILSON
HBO (En Latinoamérica no está, entonces me tocó piratearla. Quizás cuando HBO Max llegue en junio, esté)
Creada por: John Wilson

Describir qué es How To with John Wilson es una tarea difícil. Es una docuserie. Es una guía que te enseña cómo hacer cosas. Es una reflexión sobre la vida cotidiana. Es una colección de videoensayos. Es un montón de microescenas que te hacen decir “¿qué putas?”. Es una celebración de las personas raras y únicas que habitan una ciudad tan rara y única como Nueva York. Es un registro del contacto que perdimos durante la pandemia. Es la memoria compulsiva de su autor.

John manda a plastificar sus muebles. John habla con un señor desnudo de la cintura para abajo que le muestra cómo funciona un aparato que inventó para hacer que el prepucio vuelva a crecer. John conoce a un grupo de personas obsesionadas con el efecto Mandela. John conoce a una mujer que guarda sus Louboutins en una caja de plástico transparente y nunca los usa. John le hace risotto a la dueña del edificio en el que vive.

En seis episodios, John Wilson intentó mostrarme cómo hacer muchas cosas y terminó, inesperadamente, enseñándome mucho más de lo que habría podido imaginar.

I HATE SUZIE
Sky Atlantic (toca piratearla, pero quizás cuando llegue HBO Max esté ahí)
Creada por: Billie Piper y Lucy Prebble

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Suzie (Billie Piper) es una cantante y actriz que se volvió famosa en su adolescencia. Y ahora en su adultez, mientras trata de seguir siendo relevante, le cambia la vida cuando un día se filtran fotos de ella teniendo sexo con alguien que evidentemente no es su esposo. Con esa explosión empieza I Hate Suzie, una serie experimental, chistosa, honesta, estresante y profunda que Piper escribió con su mejor amiga Lucy Prebble, con quien ya había trabajado en Secret Diary of a Call Girl.

Cada uno de los ocho episodios está titulado como una fase del duelo: shock, negación, miedo, vergüenza, negociación, culpa, rabia y aceptación. Cada uno juega con distintos géneros y tipos de narración. El primero, “Shock”, se siente como un ataque de pánico real. Los ángulos de la cámara y la música en “Fear”, se sienten como una película de terror. Así, cada episodio habla de cada emoción y de cada fase de la crisis de Suzie. Sin duda, el mejor es “Shame”, un episodio dedicado a la masturbación y a preguntarse por cómo construimos las mujeres nuestros deseos. La mayor parte del episodio ocurre dentro de la cabeza de la protagonista, quien solo quiere tener un orgasmo, pero sus pensamientos –que incluyen flashbacks a su infancia, fantasías con policías nórdicos y conversaciones ficticias entre ella y su mejor amiga Naomi (Leila Farzad)– no la dejan en paz. Suzie y sus pensamientos cuestionan cada deseo: ¿lo que la excita es un deseo suyo real o es algo que desea porque los hombres desean o es algo que desea porque la televisión le enseñó que debe desear o es lo que desea porque se supone que es lo que como esposa debería desear? Esa presión por satisfacer los deseos de otros (como madre, como esposa, como celebridad) entra en tensión con el gran interrogante de Suzie que es: ¿qué es lo que ella realmente quiere?

I Hate Suzie, donde Billie Piper hace el mejor papel de su carrera como mujer que se está cayendo a pedazos, me cayó de perlas como treintañera que cada tanto tiene una crisis de identidad. La serie demuestra con los personajes de Suzie y de Naomi que sea cual sea tu vida a los treinta y pico (casada, con hijos, soltera, sin hijos, con carrera exitosa o sin), nuestras vidas no están tan resueltas como nos hicieron creer que debíamos tenerlas a estas alturas. Es la serie perfecta para quienes creíamos que a los treinta ya seríamos las personas que se supone que seremos el resto de nuestras vidas y que, en cambio, nos encontramos a nosotras mismas preguntándonos: “Mierda, ¿qué estoy haciendo? ¿Qué quiero? ¿Pa’ dónde voy?”.

I’LL BE GONE IN THE DARK
HBO
Creada por: Liz Garbus, Elizabeth Wolff, Myles Kane y Josh Koury

Series documentales de true crime hay muchas, pero pocas como I’ll Be Gone in the Dark. Entre 1973 y 1986, un asesino y violador serial al que le pusieron el apodo “The Golden State Killer” violó a 50 mujeres y asesinó a 13 personas en California. Décadas después, la escritora Michelle McNamara se obsesionó con el caso de este asesino con identidad desconocida y como resultado de su exhaustiva investigación escribió un libro llamado “I’ll Be Gone in the Dark” que influyó y ayudó a la eventual captura del asesino y violador.

En seis episodios, Liz Garbus, la creadora de la serie, cuenta la historia de McNamara (su obsesión, su disciplina, su atención a los detalles y también su depresión y su triste final) al mismo tiempo que nos muestra las historias de quienes sobrevivieron a los terribles ataques. Y a diferencia de tantas otras series sobre tantos otros asesinos y violadores, I’ll Be Gone in the Dark hace unas reflexiones profundas sobre la naturaleza del crimen, sobre el trauma y sobre por qué a tantas personas, especialmente a nosotras las mujeres, nos obsesionan las historias de crímenes en las que casi siempre otras mujeres son las víctimas. Esta es una de esas series imposibles de sacudir encima.

I MAY DESTROY YOU
BBC One + HBO
Creada por: Michaela Coel

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¿Qué puedo decir sobre I May Destroy You que no se haya dicho ya? Nada. Pero no me importa. Esta fue lo mejor de la televisión en 2020 y escribiré de ella todas las veces que pueda. Pero antes de seguir, un momento de autobombo y también una advertencia: uno de los textos del libro que publicaré este año está dedicado a esta miniserie extraordinaria, y como muchas de las cosas que quisiera escribir acá ya las puse en ese texto y no lo quiero spoilear, creo que seré breve (pero si quedan con ganas de más, pueden ver el IGTV de una hora que hice con mi amiga María del Mar Ramón).

Lo que hizo la escritora, codirectora, productora y protagonista Michaela Coel fue una obra increíble que habló no solo de la historia de una víctima de violencia sexual, sino que abrió preguntas y creó espacios de discusión para que habláramos sobre consentimiento, trauma, amistad, raza y sobre no ser una víctima perfecta. I May Destroy You es lo mejor que se ha hecho sobre violencia sexual en esta época post-MeToo porque aunque deja claro que hay algunas cosas que son blancas o negras (como que le echen algo a tu trago y abusen sexualmente de ti en el baño de un bar), son muchas más las zonas grises, borrosas y confusas. Es en esas zonas grises en las que no hay certezas en las que I May Destroy You pasa de ser una excelente miniserie, a una que podría estar en el panteón de lo mejor que se ha hecho. Lo que presenciamos fue a una creadora que tiene una confianza en y un control tan impresionante de su voz, que dijo: siéntense y déjenme contarles esta historia que quizás podría destruirles.

INSECURE – TEMPORADA 4
HBO
Creada por: Issa Rae y Larry Wilmore

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Los Emmy de 2020 ignoraron a Insecure en la categoría de guiones para comedia, entonces Dan Levy, el creador y protagonista de Schitt’s Creek (la serie que arrasó en esos premios) usó parte de su discurso de aceptación para reconocerla: “Quiero reconocer a Issa Rae y a los demás escritores de Insecure por escribir una de las series más chistosas y emocionalmente sinceras del año”. Estamos de acuerdo, querido Dan.

En la cuarta temporada, Insecure, una serie divina de ver, bien actuada y excelentemente escrita, se concentró en la relación más importante: la amistad de Issa y Molly. Las dos tienen defectos que pueden llegar a ser desesperantes, cada una puede ser odiosa con la otra sin intención (y algunas veces con mucha intención), pero durante tres temporadas las vimos firmes, la una para la otra, en las buenas y en las malas. Ahora, en cambio, llegaron a ese momento de una amistad en la que las vidas de las dos personas cambian: Issa, que siempre ha tenido una vida profesional desastrosa, ahora por fin tuvo éxito laboral; y, por su parte, Molly, que siempre ha tenido una vida amorosa desastrosa, ahora tiene un novio divino que la respeta y se comunica. Las dos cambiaron y las cosas que llevaban acumulando y callando durante años, explotaron.

Lo más interesante y real, es que la pelea entre Issa y Molly no es por una cosa específica, sino por un montón de pendejaditas y mientras vimos que se desarrollaban y se acumulaban, entendimos el punto de vista de cada una y cómo la frustración que cada una tiene con la otra dejó de ser sostenible. Issa Rae e Yvonne Orji, que siempre han sido geniales, se fajaron unas actuaciones tremendas esta temporada y protagonizaron escenas, que como siempre, se mueven entre comedia y drama. Esta amistad complicada, más que cualquier drama con los Lawrences, Danieles, Nathans o Andrews de Los Angeles, es lo que ha hecho que Insecure nunca deje de ser relevante. Y ahora me comprobaron lo que siempre se ha sabido: que el dolor de corazón roto que da por acabar una relación con una amiga es muchas veces es peor que una tusa por cualquier man.

LOVECRAFT COUNTRY
HBO
Creada por: Misha Green

Una advertencia: De todas las series de esta lista, Lovecraft Country es quizás la más dispareja en calidad (tiene unas cosas increíbles y otras muy flojas). Pero también es la más arriesgada. En 10 episodios le apuntó a todo: sectas, fantasmas, monstruos, magia, demonios coreanos, transformaciones y hasta viajes en el tiempo y el espacio.

En los años 50, en Estados Unidos, una familia negra se tiene que enfrentar a monstruos sobrenaturales y a monstruos muy reales, como el racismo. Hay una historia que corre a lo largo de la temporada, pero cada episodio también podría funcionar solo, como historias sueltas que exploran distintos subgéneros del terror, la fantasía y la ciencia ficción. Por poner ejemplos, “Holy Ghost” es una historia de una casa embrujada, “A Strange Case” es body horror, “Meet Me in Daegu” se mete con el folclor coreano y “I Am” es afrofuturismo. Esa mezcla de géneros es interesante, pero también podía hacer que la serie se sintiera a veces desenfocada.

Aunque la forma de conectar las historias no siempre fue la mejor, cuando Lovecraft Country hacía las cosas bien las hacía demasiado bien. Lo primero que hicieron bien fue el elenco. Jonathan Mayors, Michael K. Williams y Courtney B. Vance estuvieron muy bien como Atticus, Montrose y Uncle George (mi favorito <3). Pero las que se robaron el show, al menos en mi corazón, fueron las mujeres: Wunmi Mosaku como Ruby, Aunjanue Ellis como Hippolyta, Jamie Chung como Ji-ah, Jada Harris como Diana, Abbey Lee como Christina y, en especial, Jurnee Smollet como Letitia Fucking Lewis, reina de los piques a la hora de huir y de partir vidrios a carros de racistas con su bate.

El vestuario, el diseño de producción, las referencias históricas son otras cosas que la serie hizo muy bien. ¡Y la banda sonora! Además de tener canciones que me hacen llorar de Moses Sumney o Leon Bridges, en Lovecraft Country hicieron algo muy interesante que fue “musicalizar” (¿“sonorizar? Seguro no se dice así, perdón) algunas de las escenas más memorables con piezas de audio que no son canciones, como un discurso de James Baldwin, una obra de la dramaturga y poeta Ntozake Shanged, el spoken word de Gil Scott-Heron Whitey on the Moon o un comercial de Nike protagonizado por Leiomy Maldonado y escrito por Precious Angel Ramírez.

Lovecraft Country fue, entonces, una serie que apostó alto y que no muchas veces atinó, pero aprecio esas ganas de innovar. Prefiero una serie que se atreva a experimentar y a mostrarme en un mismo episodio a París de mitad de siglo y a guerreras legendarias africanas y un viaje al espacio, que otra historia más con protagonistas y tramas que he visto mil veces. Además, como dice Tic en el primer episodio: “Stories are like people. Loving them doesn’t make them perfect. You just try and cherish them, and overlook their flaws”.

MRS. AMERICA
FX + Hulu (está en Directv Go)
Creada por: Dahvi Waller

A principios de los años 70, el feminismo en EEUU estaba en un momento de influencia política importantísimo; con victorias como Roe vs. Wade y mujeres trabajando directamente en la política del país, el movimiento se propuso algo que sonaba como casi seguro: una enmienda a la constitución que garantizara la protección de los derechos de las mujeres llamada “The Equal Rights Amendment” o ERA. Pero luego llegaron los años 80, con Reagan como presidente y con una derecha cada vez más fuerte que empezó a amenazar el progreso de la década anterior. Mrs. America cuenta lo que pasó en esos años: la historia de las feministas que trabajaron para que la ERA fuera aprobada y las mujeres conservadoras que lograron tumbarla.

El elenco entero de Mrs. America es maravilloso: Uzo Aduba como Shirley Chisholm, Rose Byrne como Gloria Steinem, Tracy Ullman como Betty Friedan, character-actress-Margo-Martindale como Bella Abzug y Sarah Paulson como Alice Macray (la única de esta lista que no es una mujer de la vida real). Todas son geniales. Pero la razón por la que Mrs. America está en esta lista es por mi reina y señora Cate Blanchett. Ay, cuánto te amo Cate. Te amo tanto que te creí por completo el papel y me caíste muy mal como Phyllis Schlaffly, una ama de casa conservadora, republicana, defensora de “la familia tradicional” y declarada antifeminista.

Mrs. America no es una visión idealizada del feminismo, no es un “ay, pero mira qué bella la segunda ola, ay, armonía y felicidad”. No. Mrs. America no simplifica las discusiones internas y los choques dentro del movimiento en los años 70 en EEUU. Es especialmente crítica a cómo las feministas blancas heterosexuales, cof cof Betty Friedan cof cof, muchas veces pusieron las luchas de las mujeres negras y las lesbianas en un segundo lugar, porque lo importante era “lo que las unía a todas”.

La miniserie muestra cómo fue que una persona como la Schlaffly de Cate Blanchett logró organizar a cientos de mujeres para darle un golpe fuerte a la igualdad de género. Y me dejó con una pregunta en la cabeza: ¿Estamos condenadas a que la derecha conservadora y ultrareligiosa siempre estará más de acuerdo y siempre estarán más organizadas alrededor de un propósito, mientras las feministas nos desgastamos teniendo peleas internas sobre cuáles son las prioridades y a quiénes incluir dentro del movimiento?

NEVER HAVE I EVER
Netflix
Creada por: Mindy Kaling y Lang Fisher

Never Have I Ever llegó en abril de 2020, mientras las cosas en el mundo se ponían cada vez peores, y se convirtió muy rápido en una de las series que más me subió el ánimo durante la cuarentena. Desde el principio, cuando el famoso tenista John McEnroe empezó a narrar la vida de Devi, entendí que no sería otra serie más de adolescentes (la razón por la que McEnroe narra se las dejaré para que la entiendan cuando la vean).

Esta serie, inspirada en la infancia de Mindy Kaling, cuenta la historia de Devi, una adolescente inteligente, a la que le va bien en el colegio, pero quien quiere ser cada vez más popular y besar al chico más guapo. Suena como a típica historia de colegio gringo, pero hay dos cosas que diferencian a Never Have I Ever. Primero, Devi, interpretada por la maravillosa Maitreyi Ramakrishnan en su primer papel, es de ascendencia india. Y segundo, Devi acaba de perder a su papá.

Ramakrishnan logra un equilibrio actoral para hacer de adolescente chistosa y segura de sí misma que le dice al chico guapo que quiere hacerle, para luego tener un ataque de pánico en donde su psicóloga, y para después expresar rabia y dolor por la muerte de su padre. Y junto a ella, sus amigas, amigos, intereses amorosos y familia completan una serie que me alegro mucho de haber visto en un año en el que la necesitaba.

TED LASSO
AppleTV+
Creada por: Bill Lawrence, Jason Sudeikis, Joe Kelly y Brendan Hunt.

Con Ted Lasso hice trampa porque no la vi durante 2020, aunque la estrenaron en agosto, la vi ahorita en febrero de 2021, pero como me demoré tanto escribiendo este texto (lo empecé en… ¿octubre? wow, cuatro meses para escribir un texto, qué descaro), decidí que tenía que incluirla sí o sí en la lista.

Las historias de los underdogs, esos que no tienen ni media chance de ganar pero se esfuerzan por hacerlo, son adictivas. Y las historias de los fish out of water, personajes que se encuentran en situaciones incómodas lejos de su zona de comfort, también lo son. Ted Lasso es esas dos cosas y más. La historia es esta: Ted es un entrenador de fútbol americano a quien contratan para entrenar a un equipo de fútbol (el fútbol que conocemos) de la Premier League sin saber nada del deporte ni del Reino Unido, en un intento de la dueña por sabotear al equipo (que es la pasión de su ex, quien la dejó por una mujer mucho más joven). Pero lo que Ted no sabe de fútbol, lo compensa con su actitud, porque, en últimas, Ted Lasso es un buen tipo que quiere lo mejor para todos.

La actuación de Jason Sudeikis es increíble. Logra darle en el clavo al tono del personaje: es optimista sin llegar a empalagoso, es un hombre que cree lo mejor de los demás pero sin rayar en idiota al que se puede pisotear, es un rayo de luz en la vida de todos los que lo conocen pero no niega que tiene un lado triste. Y él no es lo único bueno. Todos los personajes, TODOS, están muy bien armados y actuados. Son un grupito de hombres y mujeres (uf, cuánto amo a Keeley y a Rebecca) que han sido subestimados en algún momento de sus vidas, así como Ted.

Miren, yo amo Seinfeld y no tengo nada en contra de las comedias en las que los personajes son malas personas y no aprenden nunca nada y nunca cambian. Me encantan. Pero también amo esta nueva corriente de comedias que me hacen sentir bien, que me calientan el corazón. Ted Lasso es una de esas que me dejó de buen ánimo, una de esas que se siente como un abrazo, como The Good Place y como otra que no he podido ver pero que he leído que es tal cual así: Schitt’s Creek. Créanme, necesitan a Ted Lasso en sus vidas.

THE BABY-SITTER’S CLUB
Netflix
Creada por: Rachel Shukert

Esta serie protagonizada por niñas preadolescentes me hizo extrañar a mis amigas más que cualquier otra. Sí, no soy una preadolescente y mis amigas tampoco. Sí, mis problemas ya no son los problemas de colegio. Silencio, no me importa. Así yo no sea el público objetivo, The Baby-Sitters Club es un regalo para el mundo.

Esta adaptación de la serie de libros infantiles de Ann M. Martin, es linda, chistosa, sencilla y no teme meterse con temas raciales, traumas, diferencia de clases y cuidar a una niña trans. Y lo hace con una sutileza, sin hacerte sentir que te están pegando con un martillo en la cabeza para comunicarte un mensaje. Como se toma las historias en serio, no se sienten como lecciones que nos están tratando de enseñar, sino como cosas naturales que les pueden pasar a estas niñas.

Precisamente las niñas, el elenco, las amigas, son la clave: La terca Kristy (Sophie Grace), la artística Claudia (Momona Tamada), la fashionista Stacey (Shay Rudolph), la tímida Mary Anne (Malia Baker) y la bohemia Dawn (Xochitl Gómez) son perfectas para sus papeles. Son niñas preadolescentes creíbles, no son demasiado inocentes e ingenuas, pero tampoco son irrealmente maduras para sus edades. No puedo esperar a verlas en la segunda temporada.

THE CROWN – TEMPORADA 4
Netflix
Creada por: Peter Morgan

Llegó la temporada que estábamos esperando desde el estreno de The Crown en 2016. Sí, sí, sí, la primera temporada fue buenísima. La segunda estuvo bien. Y la tercera, no nos digamos mentiras, fue muy aburrida, no pasó nada (y no sé si fui la única, pero extrañé a Claire Foy y me costó acostumbrarme a Olivia Colman, aunque sea una excelente actriz). Pero con esta nueva temporada, con los dramas de Margaret Thatcher y, especialmente, Lady Di, la serie llegó a lo mejor de la historia de la familia real.

La temporada es tan buena, y funciona de forma independiente, que amigas mías que no han visto las anteriores, se metieron de cabeza en esta y se engancharon. Era imposible que no lo hicieran. El matrimonio desastroso de Diana y Charles es una de las cosas más entretenidas que nos dio el 2020 en televisión. Y, para mi sorpresa, fue hasta chistosa. En esta temporada, Olivia Colman perfeccionó su papel y le inyectó el timing humorístico que caracteriza a la mayoría de sus papeles; el episodio en el que se reúne con cada uno de sus hijos es para cagarse de la risa. ¿Y qué tal esa escena en la que Diana le entrega a Charles el VHS de ella cantando El fantasma de la ópera? Cringe humor de la mejor calidad. En fin, esta temporada la vi con una actitud tan abierta a lo divertido de la historia (quizás porque sé que en la próxima nos van a hacer llorar todo lo que no hemos llorado), que, mientras la veía con mis papás, le gritábamos al televisor cosas como: “¡NO! ¡HUYE! ¡Te vas a morir!”. Una excelente experiencia televisiva.

La clave para que funcionara era conseguirse a una Diana perfecta, y en Emma Corrin la encontraron. Los movimientos de la cabeza, la voz, su forma de moverse. Corrin era tan parecida a Diana físicamente, que a veces tenía que recordarme a mí misma que no estaba viendo a la real. Y creo que lo que más me gustó fue que no la mostraron como una persona perfecta; de hecho, hay muchos momentos en los que es desesperante. Pero la serie trata su historia con una honestidad tal, mostrando lo bueno y lo malo, que es imposible no sentir pesar de lo que sabemos que vendrá. Este es el periodo más interesante (y más memorable para las personas que recordamos la muerte de LadyDi), del aparentemente eterno reinado de Elizabeth II. En la quinta, a Olivia Colman la reemplazará Imelda Staunton (nada más y nada menos que Dolores Umbridge) y a Emma Corrin la reemplazará Elizabeth Debicki, a quien la vara le quedó alta. No puedo esperar.

THE LAST DANCE
ESPN Films + Netflix
Creada por: Jason Hehir

Que el documental habría podido ser más objetivo, sí. Que Michael Jordan estuvo demasiado involucrado porque produjo el documental, también. Pero nada de eso me importa, porque los 10 episodios de esta serie documental, que además llegaban una vez a la semana y eso aumentaba la tensión y emoción, fueron buenísimos de principio a fin.

The Last Dance cuenta la historia de la última temporada del equipo de los Chicago Bulls que fue seis veces campeón de la NBA durante los años 90, y va y viene con material de los años anteriores. Y lo cuenta con una edición rápida, pero muy organizada, que muchas veces me dejaba con la boca abierta. Esa forma de ir y venir del pasado, a la temporada 97-98 (con ese material nunca antes visto de una calidad increíble), y luego al presente con entrevistas a los involucrados, fue genial.

Tiene todo lo que tiene una buena serie: un protagonista complicado (Jordan), un personaje serio y centrado (Pipen), otro excéntrico y divertido (Rodman), y un villano (los Detroit Pistons). Y sí, como dije al principio, Jordan produjo la serie y tuvo que aprobarla para que viera la luz, entonces sí es un recuento sesgado, pero no es como que el documental lo haga quedar como un un ser de luz perfecto. Su naturaleza competitiva, sus exageradas reacciones a las críticas, su actitud de mierda cuando tenía mal genio, todo eso me pareció un retrato sincero. Yo estoy en contra de la idea de que para liderar, enseñar o alcanzar la grandeza hay que ser un tirano, pero tengo que aceptar que las historias que son sobre personajes así me atrapan, por eso me gustó Whiplash y por eso me gustó The Last Dance.

Además, me dio dos cosas que me encantan: muchos memes y un final con una de mis canciones favoritas que además tiene una letra muy pertinente para una serie sobre un hombre que no deja de examinar su pasado : “You can spend your time alone redigesting past regrets / Or you can come to terms and realize / You’re the only one who can forgive yourself / Makes much more sense to live in the present tense“.

THE PLOT AGAINST AMERICA
HBO
Creada por: David Simon y Ed Burns

David Simon y Ed Burns, los genios detrás de mi serie favorita de todos los tiempos, The Wire, no pudieron haber elegido un mejor momento para adaptar esta novela de Philip Roth sobre una realidad alterna en la que, después de ganar la presidencia de Estados Unidos en 1940, Charles Lindbergh decide no intervenir en la Segunda Guerra Mundial y poco a poco va convirtiendo al país en una nación abiertamente antisemita.

La serie sigue la vida de los Levin, una familia judía de clase trabajadora, quienes van viendo cómo su país empieza a despreciarlos. Si el presidente no repudia los crímenes de odio, el antisemitismo se hace cada vez más aceptable, y los Levin tratan de seguir con sus vidas normalmente, pero saben que quienes los rodean quieren que se vayan. No hay que ser demasiado inteligente para percibir los parecidos que hay entre la serie y lo que ocurrió durante la presidencia de Trump, pero los creadores son tan sutiles en todo lo que hacen, que nunca se siente como si la miniserie te estuviera gritando: “¡Ah! ¡¿Ves?! ¡Tal cual como pasa ahorita!”. Como toda serie de Simon y Burns, The Plot Against America va sumando detalles pequeños para al final mostrar un paisaje tensionante. Y el final, buenísimo, como un final de The Wire: ni esperanzador ni cínico, solo muy real.

El diseño de producción: impecable, me sentí en los años 40. La dirección, también. Y las actuaciones, ni se diga, todos geniales: John Turturro como un rabino que no quiere aceptar la realidad, Winona Ryder como una mujer enamorada que ignora las advertencias, Morgan Spector como el padre de la familia adicto a la radio a quien le duele aceptar que su país se haya convertido en esto, y, en especial, Zoe Kazan, como la madre calmada pero realista que ve cómo su realidad cambia en seis episodios.

Verla fue una de las mejores decisiones que tomé durante 2020, porque me recordó algo que ya sabía: lo fácil que es que el fascismo ascienda y lo frágiles que son la libertad y la democracia si no nos cuidamos.

THE QUEEN’S GAMBIT
Netflix
Creada por: Scott Frank y Allan Scott

¿Pensé en algún momento de mi vida que me gustaría una miniserie sobre ajedrez? No, pero de repente todo el mundo estaba hablando de The Queen’s Gambit” y fue imposible resistirme a ella. Viéndola me di cuenta de que por supuesto me iba a gustar porque era un sports drama, uno de los subgéneros que más me hacen emocionar con deportes que nunca veo (Rocky, A League of Their Own, Karate Kid).

Esta adaptación de la novela de Walter Tevis, está tan bien contada que parece basada en una historia real. Después del primer episodio corrí a Google a buscar fotos de la Beth Harmon real y quedé sorprendida por que este retrato biográfico tan detallado no estuviera basado en alguien que de verdad hubiera caminado por este mundo.

La clave, obvio, es Anya Taylor-Joy (mi Thomasin, por siempre te amo). Con sus ojos gigantes, muy abiertos, ella le da vida a Beth, una huérfana adicta a las pastillas y al trago que descubre desde muy pequeña que es una genia del ajedrez. Su mente estratégica le ayuda a ascender en el ultra competitivo mundo del ajedrez, un mundo en el que casi todos sus adversarios son hombres. Verla derrotando a man tras man tras man fue magnético. Y además de ella (y de la cinematografía y del vestuario, que están muy bien), mi otra cosa favorita fue el personaje de su mamá adoptiva (Marielle Heller), siempre con un trago en la mano y una frase que me hacía cagar de la risa.

No creo que sea perfecta (por ejemplo, su forma de resolver las adicciones estuvo hecha como muy de afán), pero no me concentro en eso porque disfruté un montón esta historia sobre una mujer obsesiva y solitaria que termina descubriendo el poder de la comunidad y de acercarse a otras personas.  

WHAT WE DO IN THE SHADOWS
FX (la compré en Apple)
Creada por: Jemaine Clement

Las demás comedias de esta lista, aunque hacen reír, tienen muchas veces elementos de drama o momentos conmovedores que hacen llorar (ejemplos perfectos del término dramedy). What We Do in the Shadows no es así. Es simplemente muy chistosa de esa forma que es característica de Taika Waititi y Jemaine Clement: chistes que de primerazo parecen tontos por lo simples que son, pero logran seguir y seguir armando una bola de nieve de humor que aplasta y es imposible no reír.

La primera temporada de este mockumentary expandió el mundo que conocimos en la película What We Do in the Shadows, dirigida por Clement y Waititi. Esa primera temporada me encantó y fue una de mis favoritas de 2019 (una lista que al fin nunca publiqué porque me demoré aun más escribiéndola que la de este año). E increíblemente, la segunda temporada sobre este grupo de vampiros incompetentes en Staten Island estuvo mejor que la primera, no tuvo episodio malo y me hizo amar más a Nadja, Laszlo, Nandor, Colin y Guillermo.

Hay tantas cosas que me dan risa de solo recordarlas como Nandor (Kayvan Novak) diciendo que están invitados al “Superb Owl” o cuando a Colin Robinson (Mark Proksch) lo ascienden en el trabajo y disfruta de chuparle energía a sus subalternos en reuniones o cuando Nadja (Natasia Demetriou) se hace amiga de una muñeca que tiene su alma por dentro o cuando Laszlo (Matt Berry) huye de un vampiro enemigo (Mark Hamill, en un papelazo invitado inolvidable) y se hace pasar por un bartender humano/entrenador de volleyball femenino llamado Jackie Daytona. Pero sin duda, mi favorito es Guillermo (Harvey Guillén), el único cuerdo en esa casa de locos, quien (para no spoilear mucho) está procesando aquello de lo que se enteró al final de la primera temporada y lucha contra su propia naturaleza. En fin, es una comedia imperdible.

VENENO
Atresplayer Premium (yo la vi en Drag Latino. Quizás cuando llegue HBO Max en junio, esté)
Creada por: Javier Ambrossi y Javier Calvo

Veneno, una serie basada en el libro “¡Digo! Ni puta ni santa”, cuenta la vida de Cristina Ortiz, AKA La Veneno, una mujer trans, trabajadora sexual y personalidad de la televisión española, y de las mujeres que la rodearon durante su vida. ¡Y qué vida! Al mismo tiempo fantástica y trágica, una vida que habla de la experiencia de muchas mujeres en este planeta y que es contada de una forma tan espectacular, con un tono que va y viene entre fantástico, gracioso y profundo, que hace pasar a cualquiera por todo un espectro de emociones: me reí, me conmoví y lloré con la boca abierta.

La serie tiene tres líneas de tiempo y salta de una a otra durante todos los episodios: La infancia y adolescencia de Cristina en los 60 en un pueblo con una madre abusiva, los 90 cuando era trabajadora sexual y se volvió famosa por aparecer en el programa de TV Esta noche cruzamos el Mississippi, y los 2000 cuando la fama de Cristina se esfumó y conoció a Valeria Vegas (Lola Rodríguez), una estudiante de periodismo, quien sería quien escribiría el libro con las memorias de la Veneno.

Cuando se conocen, Valeria ni siquiera le ha contado a su mejor amiga que es una mujer trans, pero Cristina la reconoce. Con solo mirarla a los ojos sabe que Valeria es una de ellas. Y Valeria, quien desde pequeña veía a la Veneno con adoración, encuentra en ella una madrina, guía y amiga para su transición. Como leí en una reseña escrita por Drew Gregory: “Las personas no pueden convertirse en lo que no pueden imaginar, y nos ayudamos unas a otras a imaginar, incluso cuando todavía estamos luchando por imaginarnos a nosotras mismas”. Veneno es, entonces, también la historia de Valeria y de cómo su amistad con Cristina le cambió la vida.

El proceso de escritura del libro es una de las cosas más interesantes que hace Veneno. Tanto Valeria como la serie saben que Cristina es una narradora poco fiable, que tiende a omitir o exagerar cosas. El estilo narrativo se adapta a esto, y entonces a veces se siente como una serie de fantasía y otras veces como una muy real y trágica, marcada por la violencia y por la explotación de los medios, quienes la pusieron en el centro pero después la desecharon.

En ningún momento la serie intenta hacer parecer a Cristina como algo que no fue, muestran todas sus facetas. Y para interpretar a un personaje así, tan complicado como era La Veneno (una mujer que podía ser muy vulnerable y dulce, pero también muy cruel y explosiva), encontraron, en uno de los mejores castings que he visto, a tres actrices, tres mujeres trans, que supieron capturar su esencia: Jedet, Daniela Santiago e Isabel Torres. Cada una de ellas inolvidable en las distintas etapas de la adultez de Cristina.

Y obviamente no puedo dejar por fuera a quien estuvo siempre a su lado: su mejor amiga, Paca La Piraña, interpretada por sí misma en el presente. Los momentos que Valeria pasa con Cristina, Paca y las demás amigas del Parque del Oeste son algunas de las mejores escenas de la serie. Esos encuentros intergeneracionales, de mujeres trans apoyando y aconsejando a otras mujeres trans, son para mí el corazón de la serie y lo que más recordaré. Como dijo Paca: “Todas tenemos historias diferentes. Pero, en el fondo, somos la misma. En algún punto de nuestras vidas luchamos las mismas batallas, enfrentamos las mismas injusticias, las mismas cirugías y dolores, los mismos sueños. Cuando estamos unidas, podemos hacer lo que sea. Porque al final esa es nuestra suerte: la suerte de tenernos unas a otras”.

¡Y listo! Eso es todo. Cuatro meses me demoré escribiendo esto (bueno, también porque he estado terminando un libro, entonces no me voy a dar mucho palo por esta tardanza). Espero que en la lista encuentren algunas de sus favoritas del año pasado y que si hay varias que no han visto, corran a buscarlas. Y ahora, me tocará empezar a hacer la lista de 2021 porque este año se está pasando volando.

4 thoughts on “Tarde pero acá van: Mis 20 series favoritas del 2020

  1. Bueno, y acá va la lista de mis 19 favoritas de 2019, la lista que nunca terminé de escribir (eso sí, sin reseñas porque no tengo otros 4 meses para terminarla):

    Barry – Temporada 2 (HBO)
    Chernobyl – Miniserie (HBO)
    Crazy Ex-Girlfriend – Temporada 4 (NBC, está en Netflix)
    Euphoria – Temporada 1 (HBO)
    Fleabag – Temporada 2 (BBC + Amazon)
    Killing Eve – Temporada 2 (BBC America, está en DirectvPlay)
    Jane the Virgin – Temporada 5 (The CW, está en Netflix)
    Mindhunter – Temporada 2 (Netflix)
    One Day at a Time – Temporada 3 (Netflix)
    Russian Doll – Temporada 1 (Netflix)
    Special – Temporada 1 (Netflix)
    Succession – Temporada 2 (HBO)
    The Act – Miniserie (Hulu, está en StarzPlay)
    The Mandalorian – Temporada 1 (Disney+)
    Unbelievable – Miniserie (Netflix)
    Watchmen – Miniserie, por ahora (HBO)
    When They See Us – Miniserie (Netflix)
    Years and Years (HBO)
    You’re the Worst – Temporada 5 (FX)

  2. Que buenas recomendaciones Juliana, he visto algunas, mi favorita fue Veneno, el casting brutal, lloré, me reí, sufrí, aprendí, todavía me río a carcajadas con la escena de la primera comunión y esa pasarela con la túnica más fashionista que haya visto.

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